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Vista general de la Ermita (Foto antigua)No existen hoy día manuscritos que atestigüen el origen e historia de la imagen de Nuestra Señora de Hontanares. Los pocos documentos que existían se quemaron en los archivos donde se guardaban, sin embargo, una tradición piadosa, racional, común, antiquísima y nunca interrumpida, es de la que nos valemos para recordar estos orígenes.

Su origen se hace inmemorial, remontándonos a la época de la dominación visigótica en España.

Los poseedores de la imagen eran los vecinos de un pueblo que se llamaba Fontanar, el cual se hallaba situado en la parte más elevada de la pradera denominada de Hontanares, y de cuya existencia solo quedan hoy día algunos restos.

Con verdadero amor de hijos custodiaban a esta Santa imagen como una joya espiritual, la amaban y veneraban con el fervor cristiano de sus corazones, cuando un triste acontecimiento ocurrió en nuestro país, viéndose privados desde este momento de su mayor consuelo y su más dulce esperanza. (El acontecimiento fue la entrada en España de los Arabes).

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Vista actual de "La Cruz"Corrían los primeros años del siglo VII y ocupaba el trono de la Monarquía española Don Rodrigo. Un día, el moro Tarif con sus hombres, penetraron en nuestro suelo con la invasión militar a Guadalete y su posterior expansión hacia el norte de la península.

Después de esta conquista, los fieros hijos de Mahoma, divididos en tres legiones, a las ordenes de Tarit, Muza y su hijo Abdalasis, comenzaron su conquista de tierras hacia el norte, apoderándose de casi todas las provincias de España en menos de tres años.

Enemigos del cristianismo, los árabes profanaban los templos, destruían las imágenes cometiendo de esta forma toda clase de sacrilegios. Este era el motivo por el cual los cristianos ocultaban en los lugares más recónditos, aquellas imágenes más queridas.

Monumento de madera en la entrada del parqueViendo que los moros avanzaban en su conquista hacia el norte, y que se aproximaban el pueblo de Fontanar, los pobladores del mismo, decidieron que viendo el peligro que acechaba a la imagen de la virgen, lo mejor era ocultarla, para protegerla. Así, se encaminaron con la imagen a la parte más elevada y fragosa de la sierra que llamamos de Hontanares, y allí, en una gran hendidura que, se abre de forma natural entre unas enormes peñas, la dejaron escondida y a cubierto de la persecución.

Dejaron a la imagen en el interior de la hendidura mencionada, y colocaron una lámpara encendida, para que la Virgen no estuviera en la oscuridad, aunque esto solo duraría unas horas. Cubrieron la entrada de la abertura, para dificultar la entrada a los moros y hacer más difícil su localización. Estos pobladores volvieron a Fontanar, dejando su pensamiento y su corazón allí donde dejaron a la virgen.

Cerca de ochocientos años duró la época de la Reconquista española; habían transcurrido cerca de ocho siglos desde la derrota de los cristianos en Guadalete hasta la toma de estos en Granada, último baluarte de los musulmanes, por los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel.

Expulsados los moros de nuestra península, la religión católica volvió a respirar en libertad. Una vez reconquistada la religión de Castilla, sin que podamos precisar el año, tuvo lugar la milagrosa aparición de la imagen de la Virgen de Hontanares. Al igual que el hijo de Dios se manifestó ante unos pastores, así también quiso el Señor que un pastor de la comarca tuviera la dicha de ser el primero a quien se le mostró la Virgen Oculta de Fontanar.

Altar de la Virgen de HontanaresIba el pastor por aquellos riscos apacentando su ganado, cuando al pasar frente a la gruta donde aquella había sido escondida, llegó a sus oídos una misteriosa voz, este, se detuvo y atónito contempló enfrente suya, una hermosísima imagen. ¡Es María de Hontanares que vuelve a mostrarse a su pueblo! ¡Es aquella tierna madre, que quiere abrazar nuevamente a sus hijos! ¡Es la misma que tantos años había estado encerrada en las entrañas de aquella roca!

No podemos ni imaginar todas las sensaciones que tendría en ese momento el pastor, seguramente, caería de rodillas a los pies de la bendita imagen, la adoraría con la más profunda reverencia, diría todas las bendiciones y alabanzas en honor a tan excelsa Reina, y no sabría cómo dar gracias al Señor por tan feliz e inesperado hallazgo.

Una vez dominada la situación, el pastor dejó su ganado encomendado a la custodia de la Divina Pastora, y bajó corriendo a comunicar lo que había visto a los habitantes de Fontanar. Rápidamente, todos los aldeanos, hombres y mujeres, ancianos y niños, suben a comprobar lo que el pastor estaba contando. Llegaron al sitio que hoy se denomina "La Fuente de las Tres Gotas", y comprobaron que lo que el pastor contaba era cierto. No salían de su asombro contemplando tan bella imagen, se derramaban lágrimas de alegría. En un momento dado, una vez pasada la primera impresión, se encontraron con que no sabían que hacer, pasó un rato hasta que finalmente decidieron bajar a la santísima imagen de aquel lugar tan escabroso, la colocaron en el retablo principal de su modesta iglesia, aclamándola por su patrona.

Pronto se corrió la voz por toda la comarca. De todas partes venían los fieles, ansiosos de contemplar la nueva imagen aparecida, para saludarla y postrarse a sus pies y ofrecerle sus homenajes.

No tardó en construirse con las limosnas de los devotos una pequeña ermita, donde fue trasladada la Santísima Virgen, hasta que más adelante, cuando ya había desaparecido la aldea de Fontanar, se edificó el magnífico Santuario donde hoy se la venera.

Información sacada de:

"Mana del Alma Piadosa"
Autor: Emilio González y Gonzalez (Madrid) 1943


Agradecimientos: Petra Najera por la ayuda prestada para hacer esta sección.

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